sábado, 6 de agosto de 2011

La alimentación, clave para unas defensas de acero

El enfoque de la inmuno nutrición, relativamente nuevo, afirma que la dieta, entre otros factores, condiciona los mecanismos de defensa. Lo que no debe faltar en la mesa de todos los días




Comer saludablemente va más allá de ayudarnos a conseguir una buena imagen.
Existen evidencias que cubrir las recomendaciones nutricionales mejora el funcionamiento del sistema inmunológico en chicos y grandes contra enfermedades como diarreas, trastornos inflamatorios intestinales o infecciones respiratorias bacterianas, entre muchas otras.
Con una buena alimentación podemos prevenir enfermedades, porque el sistema inmune posee células que, como cualquier otra célula del organismo, se sirven de los nutrientes que ingresan a través de la alimentación y aumentan su actividad.
Este enfoque de la inmuno nutrición, relativamente nuevo, afirma que la dieta, entre otros factores, condiciona los mecanismos de defensa. Así como el organismo necesita energía y nutrientes, las células del sistema inmunológico los necesitan para funcionar adecuadamente y protegernos.
Los nutrientes que ayudan al sistema responsable a controlar las agresiones que producen las bacterias, los virus y los parásitos son las vitaminas (A, E y C), los minerales (zinc, cobre, hierro, magnesio y selenio), los ácidos grasos (omega 6 y omega 3), las calorías necesarias según la edad, la actividad física y la contextura, y las proteínas de alta calidad, como las que aportan la carne, la leche, la soja, el queso y algunas combinaciones de alimentos, como un cereal con una legumbre.
La ingesta diaria de frutas, verduras, aceites vegetales, pescado y frutos del mar, y alimentos integrales, como los cereales o los panes, proporcionan beneficios para la salud en general y las defensas del organismo en particular.
Además de esos alimentos, la incorporación de alimentos como los yogures, los quesos o cualquier leche fermentada, son beneficiosos, ya que incluyen bacterias que mejoran el tracto intestinal y refuerzan el sistema inmunológico. Esos productos aportan probióticos, microorganismos vivos que favorecen a quien los consume, especialmente contra las diarreas por bacterias y virus.
Con una alimentación equilibrada en nutrientes se evitarían problemas, como la cantidad de subnutridos, en un país productor de alimentos. Hay que comprender que si los grupos de riesgo no existen, la salud de la población mejora y eso hace al desarrollo responsable de una población.

Por: licenciada Cristina Maceira, para Nutrar.com 

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